junio 18, 2006

Aceptar esta presencia y compañía

Por la puerta de la humildad y la sencillez, entré suavemente, agradecido, en la presencia de mi Dios.

Su compañía y presencia me acariciaron y aquietaron.
En su regazo me sentí tranquilo, seguro, sin prisas, acompañado, bendecido, ocupando mi sitio en el universo, mirando con otros ojos, viendo con otra visión, sintiendo con otro sentir.
Quizás comenzando a mirar con los ojos de Dios (que asumió los míos, pues son suyos).
Sentí la paz que está más allá de la angustia y de la soledad.
Sentí una plenitud especial muy suave, de su presencia y compañía.
Viví como un amanecer de otra nueva relación conmigo mismo y con cuanto ser me rodea.
Se trata de aceptar esta presencia y compañía, que son un amanecer de la unidad.

Peter Fraile